
Tu vida en 65' es una película española de María Ripoll y guion de Albert Espinosa de 2006. Narra un domingo cualquiera, en el que tres jóvenes amigos Dani, Francisco e Ignacio( Javier Pereira, Marc Rodriguez y Oriol Vila) leen la esquela de quien suponen que es un compañero del colegio al que hace tiempo perdieron la pista. Acuden al tanatorio y se dan cuenta de que se han equivocado y de que aquel entierro no es de su compañero de escuela. A partir de aquí el azar y la confusión tejen una historia de amistad, amor y muerte.
Según Jaime Martínez: Tu vida en 65 minutos destila humildad y buen hacer a raudales, vives las experiencias junto al protagonista, las haces tuyas y cuando acaba la película, te las llevas contigo para siempre. Pocas producciones pueden presumir de conseguir tanta eficacia en apenas 90 minutos. En resumen, una historia llena de casualidades, de sentimientos reales y reflexiones, situada en un domingo cualquiera en la ciudad de Barcelona, un precioso escenario, para esta comedia urbana. El guión, de Albert Espinosa es más aceptable, con grandes momentos, como las reflexiones del protagonista en la -excesiva por momentos- voz en off. Pese a todo, una obra imprescindible dentro del panorama nacional.
Guillermo Ortiz: Si uno lo piensa bien, hacer reír y hacer llorar no es tan difícil. Es tremendamente fácil, de hecho. Basta con buscar las cosquillas. Basta con meter el dedo en el ojo.Lo difícil es, precisamente, hacerlo fácil. Sorprender. Conseguir que el espectador no perciba el truco, una especie de sesión de magia que no dura 65 minutos, que dura 90, pero en la que los sentidos se disparan sin ningún control.
Estamos ante una película soberbia. Soberbia por lo que tiene de modesta, por otro lado. Sensibilidad, sí, pero la justa. Humor, pero con sentido. Emoción, pero sin caer en dramas baratos. Es una constante de determinado cine catalán el saber manejar los silencios, las pausas, colocar a los personajes en situaciones algo surrealistas dentro de lo común. Se podría apelar a mil influencias: algo de humor inglés, mucho de la gravedad francesa, retazos de su mejor literatura, «à la» Quim Monzó.

Es una película de contrastes, desde luego. Una película triste, pero con sonrisa. La sonrisa constante de Javier Pereira, sensacional en su papel de Dani. La sonrisa cautivadora de Tamara Arias. La muerte como casualidad y su aceptación como inevitable. El dolor y la constancia de que la vida sigue, siempre sigue… que, en buena parte, la vida son los demás. Una película que hace que uno no quiera morirse nunca, que le hace salir del cine lloroso, sí, pero esperanzado, y no de una manera barata ni sensiblona. Con elegancia.